Cómoda en la incomodidad, 2025 — talla directa en travertino (50 × 36 × 36 cm).
Esta escultura es un pequeño rito de alquimia: convertir lo difícil en algo fértil, dejar de huir de lo que pesa para poder abrazarlo y agradecerlo. Cada fragmento de piedra que salta al suelo libera también un trozo de miedo.
Miro de frente la incomodidad, la nombro con el cincel y, al darle forma en una materia densa e inamovible como la piedra, aprendo a aceptarla. Tallando, resignifico mi historia: descubrir que estar cómoda en la incomodidad no es rendirse, sino abrir espacio a todo lo que soy.
La masa dura se curva suavemente, como recordando que del apretón también nace el abrazo. El nudo se convierte en nido: un lugar donde descansar. Quien observe la silueta quizá perciba la tensión, pero, si se detiene, sentirá dentro un bienestar recién descubierto.
